¿Ir o no ir a la VII Cumbre de las Américas?

Artículo escrito para el Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales (PLED)DerogaElDecreto

Esta interrogante conlleva de entrada a imaginar dos escenarios; cada uno determinado por la asistencia o no a la misma por parte de la República Bolivariana de Venezuela, país que ha encabezado decididamente desde América Latina la mayor avanzada política en contra del proyecto imperial de los Estados Unidos de Norteamérica en por lo menos los últimos 10 años.

Justamente 10 años son los que pronto se celebrarán de la IV Cumbre desarrollada en Mar del Plata. ¿Celebrar el aniversario de una Cumbre de las Américas? se preguntarán algunos. Pues sí, hace casi 10 años, en ese escenario dominado por el Proyecto Imperial, la propuesta de la tan deseada Área de Libre de Comercio de las Américas (ALCA) fue derrotada gracias al empuje de Venezuela, Argentina, Brasil y Uruguay. Proyecto derrotado, que en los actuales momentos persigue ser resucitado por la “iniciativa de integración regional”, denominada Alianza del Pacífico.

Ahora bien, volviendo a la pregunta e incluso reformulándola al agregar algunos elementos, se podría expresar la siguiente disyuntiva:

¿Ir o no ir a la Cumbre de las Américas?
Considerando esta VII Cumbre como el intento de reimpulsar la moribunda Organización de Estados Americanos,

ó

¿Ir o no ir a la Cumbre de las Américas?
Considerando este escenario, como el ideal para derrotar nuevamente una iniciativa imperial, en esta ocasión más allá de carácter económico, sino de carácter bélico.

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El primer planteamiento lleva a analizar lo siguiente: Esta VII Cumbre se realizará en Panamá, país con el que Venezuela rompió relaciones diplomáticas y comerciales, luego de que en febrero del año 2014 el para entonces presidente de esa nación Ricardo Martinelli solicitará en el seno de la OEA la intervención de esta instancia en el análisis de la situación por la que atravesara Venezuela producto de lo que la derecha venezolana e internacional quiso promover como “protestas estudiantiles” o “protestas juveniles”, adicional a esto, luego de la mencionada ruptura, en marzo del 2014 el gobierno panameño acreditó como representante alterna de Panamá ante la Organización de Estados Americanos (OEA) a María Machado, opositora perteneciente a la Extrema Derecha venezolana y promotora de los hechos de violencia iniciados el 12 de febrero de ese año, los cuales se enmarcaron en lo que fue denominado por ella y otros dirigentes de la oposición como “La Salida”, plan mediante el cual se promovieron los hechos de desestabilización política a través de acciones violentas en algunos estados del país, y que quisieron ser cubierto bajo el manto de las mencionadas “protestas estudiantiles”.

Aunque meses después ambos países retomaron las relaciones, estos antecedentes condicionan la confianza que pueda tener nuestro país hacia lo que Panamá ha denominado como la Cumbre para el diálogo. Adicionalmente, este país ha hecho esfuerzos por garantizar la asistencia a esta cumbre del alto jerarca del Vaticano, quien al final será representado por su Secretario de Estado Pietro Parolin, así como la del Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-moon, quien deberá opinar acerca de un decreto que viola principios fundamentales de las Naciones Unidas

En conclusión, podríamos señalar que desde Panamá se están promoviendo los esfuerzos suficientes para que esta Cumbre sea el escenario que intente promover el relanzamiento de la moribunda Organización de Estados Americanos, y en consecuencia el reimpulso de la influencia de los Estados Unidos de Norteamérica en la política internacional de los países de América Latina y el Caribe, ante el claro deseo de que este encuentro sea plenamente “legitimado” por la asistencia de todos los países de la región, incluyendo la histórica incorporación de Cuba a este escenario internacional.

ALCA al carajo

El segundo planteamiento deriva en el siguiente análisis: La VII Cumbre de las Américas se realizará en el marco de dos acontecimientos de marcada relevancia en la historia de la política internacional de la región; el primero es la mencionada incorporación de Cuba a este escenario internacional en el marco del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre el Gobierno de la Revolucionaria Isla del Caribe y el Gobierno Corporativo de los Estados Unidos después de 54 años. El segundo hecho y el más importante dada la magnitud de las implicaciones que pudieran repercutir en toda la región, sería la asistencia al evento por parte del Presidente de los Estados Unidos Barack Obama y la del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro, asistencias que harían coincidir a ambos presidentes en el desarrollo de una Cumbre que tendrá como tema principal (a menos que otros países, incluyendo a los mismos Estados Unidos lo quieran evitar) el Decreto firmado el 09 de marzo del presente año por parte del “mandatario” estadounidense, en el que, con solo leer su primer párrafo, se contempla una “sutil” declaración de guerra preventiva en contra de nuestra patria, y la cual se cita a continuación para recordar cada vez que sea necesario esta declaración bélica propia de la arrogancia imperial:

Yo, Barack Obama, Presidente de los Estados Unidos de América, encuentro que la situación en Venezuela, incluyendo la erosión de garantías de Derechos Humanos por parte del gobierno de Venezuela, la persecución de oponentes políticos, la reducción de libertades de prensa, el uso de violencia y la violación de derechos humanos y abusos en respuesta a protestas antigubernamentales, los arrestos arbitrarios y detención de protestantes antigubernamentales, constituye una inusual y extraordinaria amenaza a la seguridad nacional y política internacional de los Estados Unidos de América, y por ende declaro una emergencia nacional para tratar con esta amenaza.”

Este Decreto, al cual la Derecha venezolana e internacional ha intentado desestimar, aludiendo que únicamente se dirige hacia un conjunto de funcionarios venezolanos que han violado derechos humanos, ha sido la guinda de los 168 pronunciamientos realizados por el gobierno estadounidense durante el año 2014 y en lo que va de 2015 y denunciados por el Presidente Nicolás Maduro el 28 de febrero, al momento de anunciar un conjunto de acciones con el fin de proteger a nuestra patria de acciones conspirativas provenientes de los Estados Unidos.

Es por ello que, la VII Cumbre de las Américas a pesar de ser una instancia promovida por Estados Unidos a través de sus gobiernos aliados-serviles, y en la que estos abogarán por el diálogo entre ambas naciones, se presenta como el escenario ideal para que, como hace 10 años atrás en la inmensa gesta de Mar del Plata encabezada por el Comandante Chávez, Néstor Kirchner y Lula Da Silva y que derrotó al ALCA e inicio el impulso hacia la nueva arquitectura internacional de la región, nuestra patria grande y en especial Venezuela como país potencia exijan la derogación inmediata del Decreto como condición irrenunciable antes de enrumbarse ante cualquier iniciativa de diálogo promovida por “el espíritu” de la Cumbre. Sin derogación del decreto no hay diálogo posible, es la postura crítica y radical que debe sentar la patria de Bolívar y Chávez.

Esta postura, además de condicionar la promoción de cualquier diálogo que intente desestimar el alcance de la declaración bélica del Decreto, plantea la escena necesaria para que, en vista de esta situación de elevado irrespeto y amenaza real para nuestra región, se convierta en una oportunidad para “medir” la actuación política de alcance internacional, así como la voluntad y el compromiso individual de los países aliados de la región que conforman organismos como ALBA-TCP, UNASUR y CELAC, bloques regionales que si bien se han pronunciado en contra de este accionar imperial (en conjunto a otras instancias como el Movimiento de Países No Alineados y G77+China, lo cual totaliza 136 países), algunos lo han hecho producto de consensos y conversaciones que han retardado lo que debieron ser inmediatos pronunciamientos.

Para finalizar, esta Cumbre deberá enfrentar la moribunda arquitectura internacional que representa la OEA, y al naciente proyecto de integración regional impulsado de forma protagónica por Venezuela, y que deberá ser aprovechada como la oportunidad perfecta para que tal como fue derrotada el ALCA hace una década, se termine de enterrar a esta Cumbre a través de una victoria plena y contundente del Proyecto Bolivariano y Nuestro americano.

  Actuario Jorge Dias

Abril de 2015

 

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